Tercer día de trabajo, más calor pero el aire corre y el grupo está esperando en la ermita de Santa Lucía. Empieza la jornada en Arte en la Tierra de la mano de PeerArt. Si no te quieres perder cómo hemos llegado hasta aquí, lee las crónicas del día 1 y 2.
Como es habitual empezamos la visita en la ermita donde Julio Sarramián tiene su taller a la sombra, como buen conocedor del paraje… Allí introducimos al grupo TOPIARIUM. Una obra que tiene como fundamento la introducción del pensamiento humano en la naturaleza. Geometrías puras frente a naturaleza silvestre. Julio es filósofo y artista, sus dos facetas profesionales son indisolubles y crean una sinergia muy interesante. Aun así, habla como si lo que ha pensado, creado y está ejecutando fuera algo sencillo y nimio. Es una persona humilde y agradecida.
Ya tiene tres piezas hechas y ha encontrado unas farolas viejas que le servirán para crear grandes esferas que se convertirán en grandes arbustos. Todo ha de ser grande en su bosque porque la escala nos engaña y las dimensiones de los árboles hacen que, casi cualquier resto humano, se vea mínimo. El bosque ya se puede recorrer y disfrutar pero todavía no tiene la forma definitiva… ¡Qué expectación!
Desde la obra de Julio partimos a la de Javier Peña que ya va cogiendo «color». Gracias a la colaboración con Mavyal, que acabó ayer de montar los andamios que hacen de estructura para CUBO, está pudiendo llevar a cabo su obra. Así que hoy era día de empezar a vestir a la criatura. Las mallas levantinas (este dato lo podéis leer en la crónica del día 1) ya están empezando a cumplir su misión: velar el paisaje, dar sombra, aportar texturas… Aunque no ha sido tarea fácil. Desde ayer por la tarde, Javier ha puesto y quitado varias veces los más de 300 m2 de malla, porque no le daban lo que él pedía. Esta mañana, por fin, ha conseguido doblegarlas y ya va llegando a lo que su proyecto necesita. Las mallas crean múltiples efectos y CUBO es ya toda una escultura vividera que nos da mil opciones de disfrute. Javier es arquitecto, ¿qué esperabais? Ganas mil de verla terminada, vestida y lista para la fiesta.
Y de un Javier al otro. Javier Cenzano o Siete Dcbls, como se llama cuando es músico. ¿Os habéis fijado que todos los artistas de esta edición son jóvenes y sobradamente preparados? Sigamos. Javier nos espera con más ganas de lo habitual. Para él, el grupo de hoy era muy especial.
Siete Dcbls es un tipo muy metódico y ordenado. Él se define como cuadriculado, así que va siguiendo su planing día a día y ya tiene creado el espacio para ANTÍPODAS: una mesa de mezclas de paja, árboles que le ocultarán para que el protagonismo lo tenga la música y no el DJ, un tubo que nos traerá el sonido del Mar de Tasmania y sus acompañantes los kiwis, que también han llegado desde la otra punta del globo. Todo esto es lo que Siete Dcbls necesita para convencernos de una idea: la tierra está conectada.
Pero lo principal de su obra es la música que sonará totalmente diferente de lo habitual ( leer crónica día 1). A través de los sonidos de los animales de Nueva Zelanda, los animales de Santa Lucía, el mar Siete Dcbls nos ofrecerá una sesión sonora que será irrepetible.
Y para acabar la calurosa visita, disfrutamos escuchando a Salim Malla contar como está llevando a cabo PEONADA. La obra es una fórmula matemática escrita en una parcela de cereal que hace referencia a las medidas métricas tradicionales frente al sistema métrico decimal (leer crónica día 1 para entender mejor).
Salim ha tenido que modificar el tamaño de las letras para acoplarlas a la perspectiva que ofrece el punto desde donde se observará la obra. Pero lo que para el espectador es mejor para a él no lo es tanto. Esto le obliga a trabajar más durante la jornada de mañana, que es la elegida para llevar a cabo su peonada. Es decir, el trabajo de un peón durante una jornada laboral. De ahí el nombre de la obra y la redundancia en la metáfora.
Como su obra se divisa desde las otras tres, nos pasamos la mañana pensando en él y el trabajo hercúleo que se propone. Le percibimos como un puntito en medio de una gran pieza de color paja, sin sombra y sin tregua. Eso sí, con una «m» que un tractor hizo ayer para él. Sus compañeros lo nombran constantemente con preocupación. Su reto es grande y ha de hacerlo solo, pero nos tranquilizan las palabras que pronuncia su madre que hoy estaba entre el grupo:
«Siempre va al límite»
Antes de irnos, pasamos a verle trabajar in situ porque la escala de la obra cambia por completo. Hay que verlo para creerlo, no os lo perdáis. Nos dice que está bien, así que nos quedamos tranquilos y admirados por el trabajo y el esfuerzo que está derrochando. El comentario es general: ¡qué ganas de verle mañana escribir sobre el terreno con esa desbrozadora que parecerá un lápiz desde la distancia!
Así que con estas motivaciones no vamos. Mañana nos espera un gran día, probablemente el más emocionante: esferas, mallas, sonidos y palabras. ¿Os venís? Os esperamos a las 11.00 am en la ermita de Santa Lucía. Mientras podéis ver las fotos del día 3 aquí
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